Nunca han sido más fuertes. No hay disensión en sus filas y no hay confusión en cuanto a la naturaleza de su misión. Todo va según lo planeado. Todo este tipo de garantías son las que han observado los aficionados de la WWE sobre The Shield en los últimos meses. Incluso cuando el grupo parecía tambalearse estando al borde de una explosión interna, o cuando Roman Reigns eliminó a sus compañeros de equipo en el Royal Rumble Match o cuando Dean Ambrose se llamó a sí mismo "El hombre más malo de The Shield". Siempre, la canción ha sido la misma: estamos unidos.
Por su bien, es mejor que sea cierto, porque en Elimination Chamber van a tener que lidiar ni más ni menos que con la Familia Wyatt.
Las historias de estos dos equipos no podrían ser más opuestas. Los miembros de The Shield han dejado de ser unos novatos con proyectos y se han convertido en superestrellas por derecho propio. Ambrose es el campeón vigente más antiguo en la WWE, después de conquistar el Campeonato de Estados Unidos el pasado mes de mayo. Rollins ha convertido en creyente a todo el que se le ha cruzado en su camino. Y Roman Reigns no sólo estableció un nuevo récord de eliminaciones en el Royal Rumble Match sino que, además, estuvo a un pelo de vencer a Batista para convertirse en protagonista del evento principal de WrestleMania XXX.
Con todos estos éxitos, sin embargo, ha llegado la amenaza de los egos personales, aunque ellos lo nieguen. Una pifia aquí, una pelea allí... y los rebeldes parecen un poco más vulnerables de lo que habían querido admitir. Incluso aunque siempre son favoritos en los combates por equipos entre seis superestrellas, los hombres de negro han visto cómo la amenaza les ha crecido desde dentro.
Lo que nos lleva a los Wyatt. Sólo llevan seis meses en la WWE, pero esta espeluznante familia de depravados han masacrado metódicamente a superestrellas de todas las formas y tamaño. Kane estuvo a punto de acabar destrozado; Kofi Kingston, destruido; The Miz, sacrificado; Daniel Bryan, brutalmente atacado después de atreverse a desafiar a la familia. Más recientemente, provocaron la derrota de John Cena en su pelea por el WWE World Heavyweight Championship, lo que demuestra que su ambición no tiene límites. Además, aquí no hay confusión en cuanto a quién manda: Erick Rowan y Luke Harper actúan bajo las órdenes del propio Bray Wyatt. No hay títulos que defender ni egos que cuidar. Es la palabra de Bray y todo el mundo es el enemigo.
Ahora, el enemigo es The Shield. El combate fue exigido por los perros justicieros después de que los Wyatt les privaran de la oportunidad de competir por título que ostenta Randy Orton en la Cámara de Eliminación. Los Wyatt, probablemente, lo ven como la oportunidad perfecta para desmantelar a otra fuerza dominante. Teniendo en cuenta su historial en los últimos tiempos, no es descartable.
Los rebeldes, por su parte, probablemente lo ven como la última pieza de su plan: quitan de en medio a la facción que muchos predijeron que se cruzaría en su camino. A pesar de la trayectoria de los Wyatt, los miembros de The Shield son, aparentemente, los que llevan la voz cantante en la WWE. Por primera vez ellos son los veteranos, no los recién llegados. La victoria está a su alcance. Todo lo que tienen que hacer ahora es... creer.
