Daniel Bryan venció a Randy Orton y Batista para convertirse en el nuevo WWE World Heavyweight Champion en WrestleMania XXX


Batista tendrá que lidiar con ello. Las voces en la cabeza de Randy Orton no pararán. Y el trono de Triple H estará ocupado por alguien que no deseaba. Porque Daniel Bryan, el débil, el luchador de segunda clase o el hombre con cara de cabra, la superestrella a la que todos ellos han atacado a lo largo de los últimos meses, es el nuevo Campeón de Campeones de la WWE.

Sin embargo, decir que simplemente ganó un título (o dos, en este caso) es un eufemismo. Alentado, como siempre, por las legiones del "Movimiento ¡Sí!" que le han llevado a la gloria, Bryan no sólo ha conquistado el título que ha perseguido durante casi un año ahora. Venció al Rey de Reyes vía 'pinfall' en el combate inaugural de la noche para ganarse el derecho a pelear por el título. Reclamó el título de la WWE que le fue robado en SummerSlam (y de nuevo después en Hell in a Cell) a través de la sumisión. Y dado que con su victoria se ha hecho con los dos títulos más importantes de la WWE, también ha recuperado el World Heavyweight Championship que perdió en 18 segundos hace dos años, en una ignominiosa derrota en WrestleMania XXVIII, donde realmente comenzó este movimiento.

A pesar del final de cuento de hadas, la pelea estuvo muy lejos de ser una fantasía hasta el último segundo: con la oposición de no uno, sino dos de los protegidos de Triple H, Bryan luchó con uñas y dientes para reclamar el premio final. Desde luego, tuvo que luchar para ganarse el honor porque enfrente estaban Orton y Batista, dos de las mayores superestrellas que han pisado un ring en la historia de la WWE.

Bryan, por su parte, fue el favorito de siempre: un "luchador de segunda clase" que supuestamente nunca llegaría a lo más alto. En los meses anteriores a WrestleMania, le dejaron claro con una traición después de otra que nunca le darían el gran premio envuelto en papel de regalo como se lo dieron a Orton. Tendría que conseguirlo por sus medios. Y, en pocas palabras: lo hizo.

Después de haber derribado al Rey de Reyes en primer lugar, muchos aficionados pensaron que Bryan ya había conseguido su victoria al avergonzar a su torturador en el mayor evento del año. Para Bryan, evidentemente, no era suficiente. El "hombre ¡Sí!" era más pequeño que sus dos rivales, pero luchó con el doble de corazón, lanzándose contra Orton con un 'dropkick' en carrera a los dos segundos de combate. Después de expulsar a Batista del ring con un 'hurricarrana', Bryan se dirigió a por Orton nuevamente, pero La Víbora le pisoteó en el hombro donde había sufrido una lesión.

El Animal se enfrentó entonces con su antiguo compañero en el equipo Evolution. Habiendo finalmente conseguido el enfrentamiento uno contra uno que quería, Batista aprovechó la estipulación de que no había descalificación posible y usó las vallas y los escalones de acero del ring como armas, aunque Orton se las arregló en el último segundo para atizar a su enemigo por la espalda con esos mismos escalones.

El Universo de la WWE continuó con sus típicas burlas sobre La Víbora, aunque por una vez no parecía perturbado por ello ya que comenzó a desmantelar a Batista. En lo que se convertiría en una situación recurrente, Bryan volvió a entrar en la refriega cuando sus enemigos lo habían dado por muerto, conectando un 'dropkick' que dio con la espalda del campeón de campeones en el suelo. A pesar de tener un dolor insoportable en su hombro lesionado, Bryan lo dio todo. El Superdome de Nueva Orleans entró en erupción con oleadas de cantos de "¡Sí!, ¡Sí!, ¡Sí!", cada vez que las patadas del barbudo encontraban a sus enemigos, hasta que fue capaz de tumbar a Orton y Batista yendo de lado a lado del ring pegando patadas a diestro y siniestro.

Fue Batista quien neutralizó brevemente a Bryan por segunda vez y redujo la pelea de nuevo a dos, aunque el campeón y el aspirante parecían más lentos ahora por los efectos de los ataques del barbudo. Una vez más, Bryan aprovechó la oportunidad para recuperarse, tumbando a Orton con un cabezazo volador y aplicando el "¡Yes! Lock" sobre La Víbora.

En el pasado, ésta hubiera sido la señal para que La Autoridad salvara la piel de Orton y el poder corporativo no defraudó. Con Stephanie McMahon muy cerca, el Rey de Reyes sacó al árbitro fuera del ring y convocó a Scott Armstrong, su árbitro comprado y pagado en Hell in a Cell, para asegurarse de que el trabajo estaba hecho a su medida. Pero ni una 'Bomba de Batista' ni un árbitro retorcido pudieron con el "Hombre del ¡Yes!"; Bryan no sólo pateó la cabeza de Armstrong, sino que, además, se lanzó sobre el Rey, la reina y su peón, todos juntos, con un salto suicida hacia el exterior del ring, donde estaban todos observando el combate.

La visión de Stephanie arrasada por la "cabra voladora" puso a The Game en cólera. Sin embargo, el "hombre del ¡Yes!" finalmente envió a Triple H a dormir de la misma manera que el Director de Operaciones ha acabado con muchos de sus propios enemigos a lo largo de los años: con un martillo en la cabeza. Para rizar el rizo... fue el propio mazo de Triple H el que usó Bryan para sacudir a La Autoridad.

Con Orton y Batista en un empate técnico y Bryan negándose a rendirse, cada superestrella sacó su artillería pesada en el último minuto. Batista, con el objetivo de golpear a Orton con un 'spear', atravesó a Bryan y luego La Víbora golpeó con un RKO que dejó al Animal herido, aunque la cuenta del referee sólo llegó a dos.

Sin embargo, Orton cometió el mismo error de siempre: no se dio cuenta de que Daniel Bryan estaba ahí. La falta de respeto del Campeón de Campeones le costó la victoria. Mientras corría hacia Batista para patearle la cabeza, Bryan lanzó hasta la última gota de su cuerpo de 90 kilos por el aire como una bala de cañón, que impactó con su rodilla en la mandíbula de La Víbora. Batista fue capaz de aprovechar el tremendo golpe lanzando a Bryan fuera del ring y tumbando a Orton con una Bomba de Batista que lo sacó de la circulación. Pero Bryan rugió de nuevo para subir al ring y ejecutar un segundo rodillazo volador, esta vez sobre el Animal.

El "Hombre Sí" aplicó rápidamente el "¡Yes! Lock" sobre Batista que finalmente se rindió con tres golpes en el suelo, propulsando a Daniel Bryan a la cima de la WWE. El Animal se aplacó y el Superdome estalló con la fuerza del "Movimiento del ¡Yes!", junto a miles y miles de confetis que cayeron del cielo, mientras la familia de Bryan abrazaba al barbudo tras la victoria soñada.

Tal vez sea cierto lo que Triple H había proclamado, que el período posterior a WrestleMania 30 sería conocido como la "Era de la realidad": Bryan es, sin duda, una superestrella surgida para la grandeza. La realidad es ahora la siguiente: Daniel Bryan es el Campeón de Campeones y la cara de la WWE. Esa es la realidad.